Si me dejo sentir lo que significa la economía en mi vida, en seguida lo asocio a la posibilidad de crear riqueza humana. Es decir a potenciar la belleza, la conciencia, la salud, la regeneración y todo lo auténtico y significativo para nosotros y la naturaleza. Ya que siento que el reto humano actual es el de emprender juntos iniciativas que nos ayuden a nutrirnos como familia humana y seres vivos, a través de las diversas formas de economías del amor y de los cuidados.
Es decir, que para mi la verdadera economía es la del amor, las caricias, los cuidados… Y si faltan estos hermosos ingredientes que menciono, para mi no es una economía válida ni humana.
Economías que nos complican… desde el miedo
Es curioso como nos complicamos la vida los seres humanos. Trabajamos muchas horas para conseguir dinero, para luego usarlo para tratar de cuidarnos… sin muchas veces conseguirlo…
¿Y si el foco fuera directamente cuidarnos y amarnos?
Ir directamente a co-crear procesos que nos nutren en familia y en comunidades. Compartir recursos, alimentos y caricias, difundir belleza y conciencia, sostenernos unos a otros…
Y por supuesto que el dinero puede ser parte de estos procesos de economía del amor. A veces presente como medio de ayuda monetaria. Y otras simplemente no está presente, porque no hace falta.
¿Cuál es el miedo? ¿La creencia de que sin suficiente dinero no es posible cuidarse y amar? ¿La sensación de que vivimos en un mundo de carencia, sobre todo afectiva? ¿Qué nadie nos va a querer sin dinero?
Emprendimientos desde las Economías del Amor
Reconozco que me agota y me da rabia cuando la creatividad y este tipo de emprendimiento amoroso es lastrada por las rigideces del sistema económico que seguimos sosteniendo entre todos. La burocracia, los impuestos a la actividad, las reglas del juego económicas, el miedo a compartir conocimientos, la negociación interminable, el no confiar en los demás, la codicia…
Recuerdo cuando nos lanzamos a restaurar la Casa Cueva La Luz, para crear un espacio de amor y conciencia a través de los retiros de meditación. En un primer momento nos hubiera venido bien más ayudas, pero en seguida nos dimos cuenta que no era recomendable contar con las subvenciones, ya que están llenas de burocracia y exigencias de como hacer y justificar un proyecto…
Y nuestra creatividad, el ir leyendo la energía de la casa, el re-aprovechar recursos y materiales… no encajaban bien en la estructura cuadriculada de los legisladores y de las ventanillas para emprendedores. Pudimos seguir adelante ahorrando, dedicando nuestro tiempo y con ayudas familiares. La belleza nos empujaba suavemente a crear un espacio único en las entrañas de la tierra.
Al acabar de restaurar la casa cueva, la empezamos a ofrecer como espacio de retiros. Para ayudarnos en este camino, decidimos seguir los trámites administrativos del organismo de turismo de nuestra región. Al tiempo, nos respondieron que este tipo de vivienda no encajaba en unas leyes pensadas para apartamentos y otras casas más comunes.
Nos dimos cuenta que en nuestra región faltan legislaciones turísticas para viviendas singulares, como hay en otras regiones. Nuestra economía del amor chocaba contra un muro.
«El problema es la solución» si creas desde el amor
Así fuimos descubriendo y confirmando que en muchos casos la economía actual es un muro lleno de burocracia, leyes y normas que favorecen al grande y al que sigue el guión. Con ayudas que no llegan, y múltiples trabas para quien quiere crear,… y amar.
A veces los muros son necesarios y ayudan a sostenerse… otras veces son pesos muertos que evitan crear belleza y emprender desde economías del amor.
Gracias a la Vida, descubrimos que «el problema es la solución». Y con la Casa Cueva vamos encontrando otros cauces para que la casa y nosotros podamos seguir expresando nuestra vocación de salud, regeneración y conciencia.
Evitando que la energía densa de la economía/burocracia actual nos atrape y detenga nuestro emprender desde el amor. Mientras vamos dejando atrás algunos miedos culturales y estructurales que nos afectan a todos.
Y ahora ofrecemos la Casa Cueva La Luz para que las personas puedan reconectar consigo mismas, descansar profundamente, regenerar sus vidas y sentirse parte de una comunidad inmensa de almas que anhelamos y colaboramos para ser parte de la Cultura del Amor.
Procomún que complementa lo público y lo privado
Hace años escribí un artículo sobre los 3 ámbitos de gestión (y economía) que podemos identificar en la actualidad:
- Lo público/administrativo
- El sector privado
- El procomún comunitario (que gestiona también bienes comunales como el aire, los bosques, internet, etc.)
Para mi, la economía actual se ha quedado atrapada entre lo público y lo privado… olvidando el procomún y la economía del amor. Y nosotros, con la Casa Cueva, nos sentimos en esta economía del amor, pegaditos a la Vida, a la Naturaleza y al cuerpo.
Cuando escucho la radio o los telediarios, puedo entender lo que dicen, en el contexto de “esa” economía. Pero cada día me siento más en otro sitio, en otro proceso de amor y vida, que me pide ir más allá del pasado y las rigideces absurdas… y emprender con la Vida.
¿Te sientes parte de estas formas diversas de las economías del amor, de los cuidados y de las caricias? ¿Cómo lo encarnas tú en tu realidad cotidiana?
Gracias por leer y compartir. Siento que no hay nada terminado. Esto lo seguimos co-diseñando juntos a medida que habitamos y descubrimos nuevas formas de compartir y cuidarnos. ¡Abrazos!
Créditos de la 1ª imagen: «The Love Economy» de Hazel Henderson, traducido por Aline de La Casa Integral.