Baños de Naturaleza: Sentarse y Ser en interSer con el Bosque y la Vida

Casi todos los días voy al bosque cercano a mi casa. Lo siento como un viejo conocido al que dedico tiempo y atención. Me siento y escucho sin prisas el interSer de lo vivo. En estos baños de naturaleza lo primero que suelo percibir es mi prisa, mi mente alocada, mi búsqueda de ideas y respuestas rápidas. Y el espacio natural me responde en su fluir calmado de silencio, canto de pájaros y movimientos continuos y sutiles.

¡Hay tantos matices vivos y presentes que suelo pasar por alto en lo cotidiano!

La practica de sentarse a sentir al bosque

Me abro a este gesto interno de ver y escuchar a la naturaleza como si fuera la primera vez. Me dejo descansar, no hacer nada. Y a veces aparecen regalos, percepciones que me conmueven. Me siento a gusto y hay días que me cuesta levantarme y marcharme del bosque. Estoy en casa. Soy parte de tanta armonía y vida.

Me sorprende como el bosque acoge los ruidos a veces violentos del pueblo, de los tractores en los campos, de la cantera cercana. Y también el ruido de mi propia mente caótica y con prisas. Me siento aceptado tal como vengo, aunque algunos días la fuerza del agobio no llegue a pararse. Al menos la naturaleza me regala la visión de lo que está aconteciendo en mi confusión.

«Busco menos fuera y dejo que la naturaleza me hable, me guié, ilumine mis pasos. Vuelvo a peregrinar hacia adentro. Entro en procesos internos acompañado por la Vida»

La naturaleza despierta nuevas cosmovisiones

Siento que en estas prácticas de baños de naturaleza y de pasear y sentarme en el bosque me permiten abrirme y abrazar diversas visiones del mundo. En su aparente sencillez, percibo los viejos y nuevos paradigmas, en mi y desde el contexto de Natura. El río de la vida sigue fluyendo y yo soy un narrador de esta vida, en este espacio y tiempo que siento que es aquí y ahora. Como un estar alrededor del fuego, nutriendo el campo social humano, desde mi aparente soledad con la Vida.

Vuelvo al origen. ¡Soy naturaleza!. Participo en su dinámica vital desde los dones evolutivos particulares de la existencia humana. La naturaleza es consciente a través de mi y de todas las personas. La naturaleza la siento dentro, además de afuera. Es el bosque que percibo allí y es mi bosque interno que siento aquí. Uniendo el macrocosmos y microcosmos.

Buscar una visión en el bosque

Como humano busco respuestas y dar sentido a todo. Y descubro que el bosque descansa naturalmente, siendo sentido en si misma. Mientras, yo sigo peregrinando en la naturaleza y esperando con paciencia una visión, quizás, que ilumine mis pasos en la dirección que sea más conveniente. Me abro, como puedo y sé, a la gratitud tan profunda de sentirme parte de un viaje cósmico impresionante, y al dolor del caos humano que nos rodea.

Sin necesidad de palabras, el bosque integra y transciende. Nos integra y eleva. Desde la materia visible y las energías sutiles. En la diversidad y creatividad de múltiples seres y comunidades. Manifestándose en su evolución infinita. Con estados cambiantes y pura presencia. Desplegando una inmensa multiplicidad de caminos e inteligencias de la Vida.

Me siento acompañado en el bosque de tantos seres y sabios. De tantos compañeros de viaje, de los ermitaños, de los artistas de la naturaleza, de mis ancestros cazadores y recolectores. Una conciencia de Ser en interSer que trasciende el tiempo y el espacio. Una simple instantánea de Vida aquí y ahora que contiene todo lo que fue, es y será.

«Me asombro de lo que puede intuir una pequeña apertura que es un ser humano. Puro regalo. Ser conciencia auto reflexiva del Kosmos»

Abrirnos a la naturaleza sanadora de la Vida

Los baños de naturaleza nos regalan salud y vida. Son pura salutogénesis por todas partes. Salud que incluye el regalo de la muerte, la depredación y la enfermedad. El suelo del bosque me sostiene. Está vivo gracias a la muerte, la degradación de las hojas y la integración con la roca. Estoy vivo, por un tiempito más, quizás, alimentado por la vida y la muerte.

Me fascina la resiliencia del bosque y los suelos. Confío en su capacidad de sostenerse y regenerarse más allá de las perturbaciones humanas. Siendo consciente de que los ritmos y tiempos de la naturaleza son diferentes a los humanos, y de como la extinción es parte de sus posibilidades.

Me abro a que el bosque me enseñe a vivir y expandir la salud humana y de los ecosistemas. Desde su belleza y armonía. Desde sus tecnologías sencillas y creativas de vida.

El arte de descansar profundamente en los espacios naturales

¿Cómo podría narrar la magia y la vocación del bosque para inspirar a otros a descansar en sus brazos?

A mi me sirve reconocer que el bosque que tanto visitó está íntimamente unido a nuestra Casa Cueva La Luz. Ambos son espacios vivos y ligados a los elementos de la naturaleza; la tierra, el aire, el agua, el fuego, la luz. Por esto comparten una misma paz, descanso, intimidad y honestidad. Son lugares donde parar y reconectar. Bajar el ritmo y mirar desde las entrañas de la tierra y el bosque.

También lo siento en el mar y en el río cercano donde nos bañamos en verano.

El bosque, la Casa Cueva, el río y el mar. Cuatro lugares maravillosos que están en mi corazón y mi voz.

El bosque es la inspiración conectiva para las musas y los agentes de cambio

Me siento un narrador de la belleza de los lugares de poder y de conexión. Me reconozco en este hermoso don. Y participo desde aquí en este peregrinar evolutivo de la naturaleza y toda la existencia.

Gracias bosque por ser facilitador de procesos de cambio. ¡Es fascinante sentir como Vida creó sus propias tecnologías sociales o conectivas! Ya que son los espacios naturales los ecosistemas perfectos para armonizar todo tipo de grupos y colectividades.

Gracias  baños de naturaleza por facilitarnos visiones y por ser faros hacía culturas regenerativas en marcha. El contexto, el fondo de toda esta transformación humana en proceso nace desde la armonía del bosque. Así lo siento.

Me encanta juntarnos en grupo en la naturaleza, en el bosque. Descansar aquí y pintar con relatos, pinceles, palabras o abrazos diversas visiones para nuestra Bioregión del Cerrato y otros lugares. Explorar desde el bosque el futuro que quiere nacer. Comprometernos con el bosque, con el grupo y con la Vida. Y cada año volvernos a juntar para mantener viva la visión, el corazón y las manos abiertas.

El bosque, en toda su resiliencia y creatividad, me da esperanza y posibilidades. El bosque natural me guía hacia el bosquecito de alimentos que está emergiendo junto a nuestras casas de pueblo. También nos guía en nuestro proceso de reconducir nuestro Proyecto InterSer.

Gratitud a mi bosque humano

Del bosque aprendo a valorar y agradecer el ecosistema humano inmenso del que me nutro:

Gracias hermana Flor Vazquez por tus baños de naturaleza y tus artes re-conectivas con Natura.

Gracias Marcela, Maria Guadalupe, Fabiana, Elena, Salvador y tantos amigos del Proceso U por explorar juntos la conexión con la naturaleza como clave para superar la soledad humana.

También gracias a Malena, Antero, Clara y Julia por sentir y valorar la Casa Cueva La Luz como espacio ancestral, sensible y vivo desde donde poder volver a habitarnos. Y por este hermoso diseño regenerativo co-creado juntos.

Gracias Gaia Education, Silvia, Anahi, Aline, Beatriz, Arturo, etc. por sugerirme esta practica y canalizar tanta integración regenerativa que esta permitiendo que nuestro pequeño espacio en Hontoria de Cerrato siga floreciendo y conectando.

Por supuesto, gracias Mariluz, Arco, Luna, Alvaro y Diego por compartir tanta Vida y tanta complicidad en el habitar cercano. Tan humano, cotidiano y regenerativo como tenemos disponible juntos.

Y gracias bosque por guiarnos pacientemente en nuestros primeros pasitos en esta era ecológica/consciente que está naciendo en nuestras familias, pueblos y en las diversas culturas humanas. Gracias Gracias Gracias.