Gracias a mi amigo Juan Carlos llego a esta charla reciente de Pablo d’Ors, el conocido autor del libro Biografía del silencio: Breve ensayo sobre la meditación. Y veo con agrado que es parte de Ideas Imprescindibles, una iniciativa que trata de difundir el mensaje de personas extraordinarias cuyas ideas despiertan.
En este caso Pablo llena el hall del Impact Hub de Madrid, un lugar de vanguardia donde también la práctica de la meditación y el silencio toman protagonismo.
Lo que más me ha impactado de la conferencia de Pablo d’Ors es la siguiente experiencia: Como la práctica de la meditación es una siembra constante al silencio, que se vive entregando el cuerpo, entregando el tiempo y entregando la mente.
Os dejo con la charla completa de Pablo d’Ors por si prefieres escucharlo directamente. Luego trataré de resumir con mis palabras lo que a mi me ha llegado. Dura 54 minutos que no es tiempo si vives plenamente tu propio tiempo 😉
Las 3 entregas en la práctica de la meditación
Para Pablo d’Ors la práctica de la meditación es una aventura del silencio y puede apoyarse en estos tres pilares fundamentales, y que luego cosecharemos en tres tesoros:
1. Meditar como entrega del cuerpo
Meditar es esencialmente una vivencia corporal, encontrándonos con nuestro espacio físico. Donde la postura, la respiración y la conciencia corporal son básicas.
Pablo propone meditar cerca de la tierra. Es decir, tocar la realidad y tocar tierra. Sin necesidad de hacernos películas y alejarnos de la biología que somos.
Además la quietud del cuerpo nos ayuda a percibir el movimiento interior. Sentir nuestra inquietud. Entrenar nuestro autodominio, determinación y libertad.
Y nos sugiere algunas posturas de meditación que ayudan a recogernos y trabajar las emociones.
Con estas prácticas se cosecha un corazón compasivo. Conociendo y amando nuestra propia fragilidad. Y conectando con la fuerza y la belleza de lo imperfecto en nosotros. Algo que es fácil de poner en palabras, pero que es jodido de asumir.
2. Meditar como entrega del tiempo
No se trata de aprovechar el tiempo y rendir. Con la meditación tratamos simplemente de vivir el tiempo y de entregarlo. Dejando que la meditación salga de dentro, regalando la practica a uno mismo.
Es un tiempo para ser. Un tiempo de silencio y contemplación. Un tiempo de menos acción y más pasión. Un presente para recibir. Dejando que la vida nos toque.
Lo que cosechamos al entregar el tiempo es la eternidad del instante, o como diría Eckhart Tolle, el poder del ahora. Estando presente cada segundo. Con un presente lleno de vida. Estar aquí y ahora con lo que uno es.
3. Meditar como entrega de la mente
La meditación no consiste en dejar la mente en blanco. Es más bien un aceptar lo que la mente es. Conviviendo y sin prestar tanta atención a los contenidos mentales.
Poniendo el foco de atención en la respiración, en el cuerpo, el corazón, en la energía vital… recorriendo este camino hacia nuestro centro, nuestra identidad autentica.
Y así lo que cosechamos al entregar la mente es el no saber. Soltando la necesidad de atrapar ideas y alcanzar necesidades. Reconocernos y habitarnos en el no sé nos descansa y nos da una gran libertad. Al soltar los ideales lo que descubrimos es un silencio inmenso.
Y es interesante sentir profundamente como el silencio es cultura. Un medio para cultivar este saber estar con uno mismo. Soltando la dispersión mental y la evasión en todo tipo de estímulos superficiales.
Espero que esté viaje meditativo con Pablo D’Ors os haya inspirado tanto como a mí. Sobre todo a los que participáis en el grupo de meditación zen en el Centro InterSer o venís a los retiros de silencio en la Casa Cueva La Luz.
Esperamos tus comentarios sobre todo esto y si estás interesado en aprender y practicar meditación con nosotros, o en hacer un retiro, no dudes en ponerte en contacto.