De repente, sin aviso, llega la muerte. La persona que poco antes estaba presente ahora parece que esta ausente – aparentemente – de nuestras vidas. Ya no podemos abrazarlo o disfrutar de sus actos. Pero si sentimos como permanece dentro, en el recuerdo y en todo lo que influyo en nuestras vidas. Y esto me hace reflexionar sobre el autentico talento que transciende en una persona, ese que permanece presente incluso después de su muerte.
Y surgen las preguntas que no esperan respuestas: ¿Cuál es este talento que transciende? ¿Cómo es este talento que deja huella perpetua en el corazón y en la vida de las personas?
Tu regalo para mí
Hace unos días murió un educador y psicoterapeuta que conocí brevemente en un taller hace ya casi una década. Una persona que marco mi vida por un simple detalle “aparentemente” intranscendente. Recuerdo que en un momento de descanso coincidimos juntos, nos presentamos, hablamos unos instantes y él me miro a los ojos… con los suyos vidriosos, cálidos y con un dolor infinito en su mirada. Y desde sus ojos pude sentir, por unos instantes, como me escapaba de mi vida, del conflicto y del amor. Un acto muy sutil, donde pude nadar en el dolor tanto de su vida como de la mía.
Con los años he aprendido a valorar estos momentos de autentico talento interior. Instantes de presencia autentica, de compartirse con todo el corazón, de liberación… Una mirada eterna, compasiva, y profunda… que mueve la vida sin necesidad de hacer nada. Esta vocación de humano vulnerable y a la vez protagonista de una vida que se comparte con otros.
Y al compartirnos con amor… la transcendencia ocurre.
Recuerdo que cuando Xavier me miro a los ojos, todo este mundo que yo me había inventado se derrumbo. Me quede solo, frente al dolor de mi vida reflejado en su propio dolor. Entre en crisis. Todo el miedo escondido en mi interior salió de golpe. Deje de creer que sabía quien era yo. Sentí mis escapes y como flotaba en el misterio de mi mismo. Me vi perdido, frágil, y vulnerable… y por primera vez en mucho tiempo… necesitado de ayuda.
Pase un par de días muy difíciles acabando el taller, sin poder dormir con pánico y todo tipo de emociones desbocadas, mientras todo mi torre de cristal de creencias y evasiones se iba derrumbando. Me ayudaron a comprender que esto que me estaba pasando era necesario para volver a sentir mi vida, tras muchos años anestesiado y muerto en vida. Unos meses después, mi necesidad de apoyo me llevo a realizar la formación como psicoterapeuta corporal integrativo, y seguir este proceso de sanación emocional, y el despertar de mi cuerpo y mi compasión. Un viaje largo en el que espero seguir hasta que mis huesos o mis cenizas descansen en la tierra, junto a la esencia de Xavier.
El talento en la sensibilidad
He tenido la suerte de compartir momentos muy intensos de este talento que transciende, junto a personas abiertas que lo viven cotidianamente. Yo mismo me siento aprendiz de este talento, junto a mi pareja y tantos compañeros de camino de la vida. Y por ello he ido descubriendo que es una cualidad sensible, profunda y compasiva que cambia radicalmente la vida de los demás, a veces sin necesidad de hacer nada, a través de una presencia sincera que cataliza lo mejor de las personas.
Leo muchos artículos sobre talento, ya que es un tema que me apasiona. A veces me enfado, pues el talento que algunos señalan es para mí un triste reflejo de este autentico talento humano y sensible al que todos aspiramos. Tal vez señalen en la dirección de este talento que transciende, pero aun no lo es. ¿Qué quedará de tanto esfuerzo por el éxito, la grandeza y la gloria tras tu muerte?
Creo que necesitamos pasar por unas cuantas crisis personales y colectivas para despertar nuestro autentico talento, ese que deja huella profunda en el alma humana y que transforma radicalmente la existencia del mundo.
Pues al final, creo sinceramente que este talento transcendente va más allá de unas cualidades a desarrollar o de unas actitudes a poner en marcha. Va más allá. Es algo que va naciendo día a día al zambullirnos con valor en todo lo que la vida nos va trayendo, acogiendo la crisis y dejando que todo nuestro amor y humanidad se despliegue. Tal vez por ello, este talento esencial sea algo más común en la sabiduría de la vejez, tras una larga vida quemándose en el fuego de la existencia.
¿Cómo has vivido tu este talento transcendente? ¿Qué momentos compartidos en tu vida te han marcado? ¿Cuál es la huella que los que te han precedido han dejado en tu alma? Agradezco todas vuestras respuestas para que juntos sigamos aprendiendo sobre esto.
Gracias Nacho. Para mí el talento es la expresión sensible de lo que somos. Es aquello que se desvela cuando nos permitimos ser y vivir. También creo que se transforma, que se mueve con nuestros movimientos, que se enriquece y matiza con nuestra experiencia. Se hace único cuando se otros lo reciben y lo perciben. Esas transformaciones reflejan los tiempos en que morimos y renacemos, que creo son muchos a lo largo de la vida. Lo que queda es lo que se fue creando por el camino. Un abrazo.
Excelente artículo en donde el dolor, la soledad, la angustia nos encuentra descarnadamente con uno mismo, con el ser, es un acto transcendente en que la presencia reaparece transformandolo todo, este post me hecho reflexcionar y mirar el dolor interno que todos de una forma u otra llevamos dentro, el talento es reconocerlo y transcender a otra realidad interna.
Gracias Ruth y Juan por vuestros comentarios. Creo que estamos los 3 en sintonía, o así lo siento yo. Me llega mucho de vosotros el talento como reconocimiento del dolor interno, y el talento como expresión sensible de lo que somos. Un talento vivo y cambiante. Un talento que acoge lo que somos y transciende. Y más allá de las palabras, lo que siento es que los 3 estamos viviendo esto en nuestras vidas… y tratamos de expresar y compartir este talento sensible que va naciendo día a día. ¿Es así? Un abrazo grande!
Qué bonito, y qué cierto. Gracias por compartir. También creo en que vivimos para aprender tantas cosas que la experiencia de la muerte nos enseña. ¡Un abrazo!
Hola Ana Luz! Gracias por tu comentario y tu conectar. Si, también siento esto, que hay mucho aprendizaje existencial y vivo que descubrimos al dejarnos tocar por lo que nos pasa, por las perdidas, por el dolor, por la muerte… y también por el amor, la belleza, la gratitud,… ¡Seguiremos aprendiendo! Otro abrazo!!!!