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Cambio, placer y dolor

El placer y dolor que nos proporcionan las rosas

Recuerdo que en mis años de colegio me enseñaron matemáticas, lengua, sociales y otras asignaturas. Pero no recuerdo que me enseñaran a lidiar con el dolor y a manejar el placer. Y eso que estas son asignaturas experienciales que casi todos vamos cursando por nuestra cuenta aprovechando los situaciones que nos presentan la vida. Solo así, podemos estar preparados para afrontar la vida y cambiar lo que necesitemos cambiar.

El aula del placer y el dolor

Cada vez tengo más claro que el autentico cambio humano solo se da en el aula del placer y dolor. Un espacio de aprendizaje muy personal que solo algunos grandes genios de la historia han sabido cursar plenamente. El arte y las creaciones más sublimes fueron obras de personas extraordinarias. Seres que acogieron su vulnerabilidad y no renegaron de su gozo profundo, sino que los usaron para transformarse.

Porque el placer y el dolor son algo natural, cotidiano e ineludibles. No podemos negar que por donde quiera que andemos, nos persigue por un lado la enfermedad, la separación y la muerte, y por otro la salud, el encuentro, la alegría y la vida. Y aunque nos asusten o nos seduzcan, gracias al dolor y al placer podemos cambiar nuestra vida. El placer y el dolor nos señalan lo que necesitamos transformar y nuestra dirección natural de creación y sanación.

Ademas esta el dolor existencial. Esta angustia tan profunda que nos recuerda que no sabemos quienes somos, ni a donde viajamos en esta vida incierta. Podemos renegar y escaparnos de este dolor o podemos afrontarlo para despertar en nosotros nuestra autentica humanidad y sentido. Porque entregados a la realidad de la vida, a su dolor y su placer natural es donde podemos madurar. Y desde allí descubrir nuestra autentica voluntad, la sabiduría real o el amor incondicional que se da al servicio de los demás.

“Sólo es posible amar de verdad desde la experiencia real del dolor”

Negar nuestro placer y dolor natural

Mujer embarazada con dolor y amorCuanto más avanzo en el aula de la vida, más comprendo que placer y dolor son las dos caras de una misma moneda. No es posible quedarse con el placer y renegar del dolor. Todo dolor reconocido y acogido es un acto de amor lleno de placer y calma esencial. Todo placer vivido con conciencia nos sensibiliza hacia el dolor propio y ajeno.

Cuando negamos nuestro dolor y tratamos de esconderlo bajo máscaras, mentiras y escapes, en realidad nos estamos metiendo en nuevos problemas. Es mucho el esfuerzo que hacemos por controlar y evadirnos del dolor. Lo hacemos desde niños, con la creencia de que así este desaparecerá como por arte de magia. Pero no suele ser así. Muchas de nuestras adiciones y entretenimientos las usamos como sucedáneos y escapes del dolor. No podemos soportarlo y mucho menos sacarle un jugo transformador.

Lo que tal vez sorprenda más, es que con el placer hacemos algo parecido. Ya que nos cuesta abandonarnos a la paz y al gozo, y sentirlos plenamente. No podemos soportar tanta felicidad, que creemos que no nos merecemos. Al igual que del dolor, nos escapamos con todo tipo de distracciones del placer autentico, buscando sucedáneos más aceptados de este.

Afrontar y escaparnos del dolor

Nuestra elección ante el placer y el dolor existencial es bien clara. O nos escapamos de ellos como de la peste, o bien los afrontamos con valentía y determinación como camino para madurar y convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos. Y las dos posibilidades son genuinas, ya que hemos de reconocer que todos usamos las dos estrategias según las situaciones.

Y esto último para mi es muy importante. Estoy aprendiendo que ante el dolor (y ante el placer) hacemos lo que podemos, unas veces lo negamos o nos evadimos de ellos, y otras veces los usamos como aprendizaje transformador. Por tanto, aquí no vale la pena culparnos o exigirnos en exceso. Reconocer nuestras dificultades y aceptar nuestras experiencias contradictorias es muy sanador.

Anestesia sensitiva vs sensibilidad placer y dolor

Me gusta hablar de recuperar la sensibilidad como esta capacidad floreciente de conectar (con placer y dolor) con la realidad tal como es. Sentir la existencia con nuestros sentidos y con todo nuestro ser. Y así abrirnos a la experiencia humana sin escapar de ella.

Pero no siempre estamos preparados para vivir tan abiertos y sensibles. El mundo nos pueden dañar. Por eso nos hemos acostumbrado a protegernos y anestesiarnos tanto del dolor como de los posibles peligros que entraña el placer.

La buena noticia es que a medida que aprendemos en el aula practica del placer y dolor, podemos afinar y sensibilizar nuestro instrumental interno, para vivirnos con más felicidad y plenitud. Por eso, para mi la sensibilidad es la puerta de mejora de nuestra productividad personal interior y de nuestra transformación más esencial.

“La plenitud o placer existencial nos da sentido, motivación y nos impulsa a unirnos y compartir con los demás”

Sufrimiento dramático y optimismo artificial

Muchas veces nos alejamos del dolor genuino y natural de la vida, generando en nuestra mente un drama de sufrimiento. Nos convertimos en víctimas con una historia dramática que contamos a otras personas (y a nosotros mismos) para, de alguna manera, escaparnos del dolor y pasárselo a los demás.

Pero el drama no sana el dolor, sólo es una forma más elaborada de esconderlo, maquillarlo y evadirnos de él. Como muchas formas de mascaras, el drama de sufrimiento no cambia a la persona, pues no es un autentico contacto transformador con el dolor.

Lo mismo pasa con esta especie de optimismo artificial o máscara de sentirnos bien. Cuando alguien me pregunta al encontrarnos ¿hola, como estás? suelo responder con un simple “bien” y a veces intento justificarme con alguna historia de las cosas que me van más o menos bien. Es como un automatismo que busca la complacencia mutua. Y así, sin contacto con lo que sentimos auténticamente, tampoco hay forma de cambiar.

Ser conscientes de como vivimos el placer y el dolor

Estas son algunas de las estrategias que me hubiera gustado descubrir desde niño. Así no habría caído tanto en mis propias trampas de hacerme la víctima o el complaciente. Por suerte en mi vida, tengo personas clarificadoras que me señalan cuando me escapo con el optimismo y con el drama. Guías que me ayudan a enfocarme hacia sentir mi propio y genuino placer y dolor.

Es curioso, pero el placer y el dolor autentico no suelen ser tan escandalosos como el optimismo o el drama. En realidad se muestran como experiencias sencillas y directas. Son vivencias más coherentes con nosotros mismos y con lo que nos pasa. Y si somos capaces de escuchar lo que nos trae el dolor, ya sea en soledad o acompañados, en muy poco tiempo encontramos respuestas y una sensación muy clara de alivio y placer liberando la emoción o la frustración que nos tensaba.

“Mi drama de sufrimiento no acaba nunca, mientras que si escucho a mi dolor existencial, el alivio es casi inmediato”

La belleza del dolor y la plenitud del placer.

La vida es sencilla en su dolor, en su sensibilidad, en su amor y en su placer. Cuando siento, escucho y sostengo tanto el dolor como el placer, nace la belleza de una vida entregada a lo humano. Desde la intimidad con mi dolor y mi gozo, un abrazo o una caricia es un regalo lleno de hermosura y amor. Del dolor nace la compasión, primero hacia uno mismo y luego hacia los demás. La sensibilidad, tan necesaria, nace del placer y dolor de sentirnos vivos. Porque estar vivo es un acto de dolor y de amor. Y gracias a esta sensibilidad podemos crear arte, cambiar y unirnos a otros. La belleza nos persigue y si no nos alejamos de ella, vendrá con dolor, placer y amor.

Muchos relatos y películas que estoy viendo esta temporada nos muestran todo esto. Como el dolor transforma a las personas que se atreven a afrontarlo. Y como el dolor, el amor, el placer y la belleza están tan pegaditas entre si, que si negamos cualquiera de ellas, nos quedamos cojos de sensibilidad humana y de capacidad de transformarnos.

¿Sientes tu también el cambio y el amor tan profundo que nos despierta el dolor y el placer? ¿Qué nos puedes contar de tu experiencia de cambio con ayuda del dolor y el goce en tu vida?

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