Muchos llevamos un personaje pelele dentro, aunque intentemos esconderlo. Es un pelele ignorante, débil e inseguro. También tenemos un personaje verdugo (o juez) implacable que no soporta al pelele, y que lo trata con dureza y desprecio. Y entre estas dos voces internas establecemos una lucha sin cuartel, en la que el pelele huye despavorido y se defiende como puede, mientras el verdugo iracundo trata de alcanzarlo para erradicarlo como sea de dentro de nosotros.
Junto a estos dos personajes, tenemos otros que se asocian con unos o con otros. Los más típicos son las máscaras, que asumen diferentes roles artificiales para no parecer tan pelele y ser aceptado por el juez (y también por las demás personas). Porque al final, lo que tratamos de hacer con todas estas guerras internas, es llegar a una especie de equilibrio para no mostrarnos ni tan pelele ni tan negativo con uno mismo.
Y en estas dinámicas nos movemos la mayoría, intentando no mostrar nuestra vulnerabilidad, nuestra tontería, nuestras voces internas más absurdas y delicadas. Y por otro lado, siendo muy duros con nosotros mismos y con los demás, para mantener a raya nuestra expectativa de nosotros mismos y del mundo.
Voces internas en primera persona
Y aquí es cuando podemos pararnos un poquito…
Está muy bien leer un post y coger ideas interesantes. Pero hoy te propongo dar un pasito más. Conecta de verdad con el pelele de ti mismo. Siente tu debilidad, tu frustración, tu impotencia ante tantas cosas.
Déjate ser un pelele. No pasa nada. En realidad esto es solo una parte de ti. Tómate tiempo antes de seguir leyendo.
Si has permanecido un momento siendo pelele, seguro que también has sentido como una voz tuya trataba de convencerte de que en realidad no eres un pelele o que eso que sientes no tiene lugar en ti.
Déjate un rato ser este verdugo implacable que niega o que reniega de tu debilidad y tu dolor.
Tu guerra se hace manifiesta. Tu juez critico y duro al que no le gusta la blandura del pelele. Y tu pelele más dolido todavía por ser apartado como una mierda inmunda.
¿Qué sientes?
Tal vez ahora desprecies al verdugo y abraces al pelele. Tal vez sigas atrapado en el verdugo. No importa lo que ocurra, mientras puedas ver como se mueve tu interior ante estas cosas. No estamos señalando a algo anecdótico, sino al germen de gran parte de nuestras peleas interiores.
Amor acogiendo tus voces internas
Ver ya es un gran paso. Y podemos dar otro. ¿Qué necesita tu pelele?… e incluso más allá ¿Qué necesita tu verdugo? Si hablas con las dos voces internas enfrentadas, al final tal vez descubras que lo que anhelan es ser reconocidas en su valor único.
¿Realmente hay algo malo en tu pelele? ¿Y no cumple una función importante tu juez? Y aquí es donde puede aparecer una voz más profunda y amplia, que es capaz de ver la pelea con perspectiva y acoger a la vez tanto a tu verdugo como a tu pelele.
Tú eres amor. En realidad el pelele y el verdugo son aspectos de este amor que eres. Ver realmente tu debilidad es llenarte de amor. Ver tu deseo de cambio encerrado en un juez, es también conectar con tu amor transformador. Ambos son en realidad amor. Hacen su función de amor.
Respira pelele. Deja que el amor se haga pelele. Tu debilidad es tu riqueza. Tu muerte es amor que se entrega. La perdida es amor triste que valora la vida. Tu dolor es humanidad. Eres vulnerable y puedes respirarlo.
Respira verdugo. Deja que el amor se haga juez. Tu dureza es deseo de cambiar para funcionar mejor. Tu critico anhela el amor y está al servicio del amor. Tu ira es amor en acción, que corta lo que no funciona para despertar la belleza.
Respira amor. Tú eres amor. Tus distintas voces internas son aspectos de ti, aspectos del amor que eres. Y tu amor es tan entregado, que es capaz de vivir una aventura pelele para que despiertes a esta parte de ti que eres. Y tu amor es tan voluntarioso, que se manifiesta en un juez que no puede parar de desear ser aún más amor.
Cada parte de ti hace lo que puede y sabe. Es su muestra de amor infinito dentro de una vida finita. Agradezcamos a nuestros peleles, a nuestras máscaras, a nuestros jueces todo este privilegio de ser y aprender.
Gracias por acompañarme con tu lectura en este viaje que hoy necesitaba hacer y compartir. Espero escuchar si algo de esta vivencia resuena en ti. ¡Me encantaría!
Crédito de la imagen: Operación “Guernica” por Hersson Piratoba. Con licencia CC-BY-NC-ND
Yo me siento muy identificada con los dos personajes de los que hablas. Me gusta mucho la idea de autorizar y tratar con Amor al pelele y al verdugo.
Gracias por el post¡
Hola Dori! Muchas gracias por tu comentario! Me alegro de que te identifiques con esto y que el acoger con cariño a ambas te inspire. No es fácil acogerlos, pero por ahí siento que va el camino.
Para mi fue una revelación descubrir en mi estos personajes. Y la verdad es que los he despertado (conscientemente) en muy diversas dinámicas y experiencias de diferentes fuentes. La primera vez fue con un juego de mascaras neutras, en donde primero me identifique con una víctima muy muy pelele, y luego con un juez fuerte y prepotente. Y al final, con sencillas pautas, fui guiado hacia la integración de ambas desde el amor. Esto me marco un antes y un después…
Un abrazo grande!
Qué interesante la dinámica que propones… y con un final perfecto.
Muchas gracias¡
Muchas gracias. Me gustó el artículo. Sin miedo, el amor que abarca todo.
Gracias Juan Pablo! Compartiendo viaje de amor 🙂