No pretendo llegar a ninguna conclusión. Solo ofrecer un relato en forma de diálogo que nos ayude a plantear la experiencia de la tecnofilia y la tecnofobia. Verlas como dos voces muchas veces enfrentadas, pero que tienen aspectos importantes que enseñarnos si tenemos ganas de escucharlas. ¿Te animas?
Relato en el tren: Tecnofilia y tecnofobia
—¡Esto es una mierda! Este tren no tiene wifi —farfulló el joven mientras golpeaba impotente la pantalla de su iPhone.
—¡Mejor hombre! Así podemos disfrutar del paisaje —replico la mujer sonriendo a su lado— Tanto internet nos esta volviendo tontos.
—¡No diga tonterías! La Red es lo mejor que puede haber pasado al ser humano.
—No estoy de acuerdo. Yo prefiero leer un buen libro y charlar con la gente sin tantas pantallas que nos alejan.
—¡Vaya! Una renegada del progreso —el joven levanto la voz, pero mirando de reojo al resto del vagón suavizo su tono— No comprende usted que internet esta mejorando las empresas, la política y la sociedad gracias a su conectividad y su capacidad de ir más allá de las fronteras del tiempo y el espacio.
—Si hijo, si. Eso es precisamente lo que me preocupa de internet, que nos escapamos continuamente del aquí y ahora. Queremos vivir en otro tiempo y otro lugar sin aceptar el momento presente.
—Pero es que ese es el problema, que yo no acepto este presente limitado y uso la web para cambiar lo que no funciona, y empezando por mi mismo.
—Pues creo que va por mal camino jovencito —dijo ella mientras lo señalaba con el ceño fruncido— más le valdría quemar la tecnología y dedicarse a un camino real de autoconocimiento.
El chico se quedo de piedra mirándola, sin saber que replicar, mientras ella se volvía sonriente hacia su ventanilla. De detrás de sus asientos se levanto un hombre de mediana edad y se acerco a ellos.
—Perdonen que los moleste. Me permiten que me siente enfrente —dijo mientras señalaba el asiento vacío— no he podido evitar escuchar su conversación y la verdad es que me interesa mucho la experiencia de ambos. Soy una persona que trato de aprender de todo, ya que solo sé que no sé nada —hablaba con franqueza y cercanía— Tengo ganas de descubrir de su boca, joven amigo, como usa internet para el cambio que sugiere. Y de usted, estimada dama, como vive su camino de autoconocimiento. Percibo en ambos mucho compromiso en lo que hacen y eso me apasiona.
Aun quedaban muchos kilómetros para llegar a sus destinos y ciertamente los 3 aprovecharon la larga conversación para abrirse a los otros mundos explorados desde sus múltiples perspectivas.
Crédito de la imagen: Martín, con licencia CC-NC-ND