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Relato: La reunión vecinal – Teoría U

Reunión de vecinos aplicando teoría U

Juan dudo hasta el último instante, pero al final se decidió a ir a la segunda reunión de vecinos del barrio. La primera había sido un desastre, cada uno luchando por sus propios intereses, y todo hacia presagiar que hoy ocurriría lo mismo. Y así, nunca resolverían los problemas que tenían con el ayuntamiento sobre la gestión de la antigua fábrica recién restaurada.

Vio con cierto alivio que solo había 12 personas en la sala, la mitad que la otra vez. Se sentó justo cuando el presidente de la asociación de vecinos pedía permiso para hacer un cambio en la dinámica de la reunión, y que el encuentro fuera moderado por la jubilada profesora de primaria. Se quedo sorprendido e intrigado, y junto con el resto dio su aprobación.

La profesora empezó con un resumen breve, objetivo y muy constructivo de todo lo que había acontecido hasta entonces, junto con las oportunidades nuevas que se abrían ante ellos. Acabo preguntando “¿Os parece coherente ésta síntesis?”. Juan y todos asintieron. Era la primera vez que todos coincidían. Y antes de que pudiera surgir algún juicio o comentario subjetivo al respecto, la moderadora paso a otra cosa.

—Aquí nos conocemos todos, pero ahora os propongo una dinámica breve en la que cada uno señalemos los talentos que percibimos en los demás del grupo. Es importante que señalemos el potencial de cada persona, para poder así despertar las capacidades del grupo. Empecemos con los talentos de Juan.

Esté se quedo muy asombrado al escuchar como los demás lo estimaban, tanto como persona como en su labor de panadero. Lo que él consideraba rarezas de friki, para ellos eran en realidad talentos únicos. Empezó a emocionarse y a sentirse muy agradecido con todos. A través de sus miradas creativas reconoció su don de gentes y su calidez humana. Poco a poco siguieron con los talentos del resto. Fue un proceso no exento de algunas resistencias, pero que con ayuda de la profesora fueron encauzando, y que a la media hora los había sumido a todos en un ambiente de confianza y complicidad.

—Os agradezco a todos vuestro esfuerzo —siguió la guía— No es fácil lograr que personas y grupos hagan lo qué estamos haciendo. Unirnos de corazón para crear una sinfónica común. Con una voluntad grupal creativa y no gregaria. ¿Estáis dispuestos a soltar todo lo que nos estorbe y cooperar juntos? —Todos asintieron, mirándose sonrientes unos a otros—¡Muy bien! ¡Muchas gracias! Por favor, permanezcamos un par de minutos de silencio, presentes en todo esto.

En este instante Juan se sintió muy ligero y sereno. Ya no buscaba nada. Se encontraba muy a gusto sentado en la silla y junto a estas dignas personas. Respiraba con calma y sentía la presencia del grupo. Percibía como ante ellos se desplegaban infinitas posibilidades.

Al acabar los dos minutos, el grupo miro a la profesora, y está los indicó que ahora era el momento de dejar que el futuro del barrio emergiera desde ellos. Se hizo otro largo minuto de silencio, hasta que Juan sintió que algo tiraba dentro de él. Empezó a hablar con calma, expresando lo que todos querían lograr juntos. Y no solo como grupo, sino como barrio entero. Todos asentían. Otro siguió donde Juan lo dejo, complementando su percepción. Y así siguieron, hasta que a los 10 minutos habían percibido la vocación y el destino colectivo que quería nacer en su pequeño vecindario. Un espacio muy humano, de intercambio y de apoyo mutuo.

Ninguno hablo del uso de la vieja fabrica, pues era como si algo mayor a esto necesitara ser fraguado en estos corazones abiertos a su amado barrio. Tampoco hablaron de los problemas con el ayuntamiento, como si eso fuera una simple anécdota dentro de un espacio mayor de posibilidades en manos de todo el vecindario.

La moderadora sugirió que ahora era el momento de dejar que aparecieran propuestas rápidas para materializar esta vocación del barrio. Y en pocos minutos tenían claro que iban a rehabilitar el viejo centro cultural como lugar de encuentro y creación vecinal, y a la vez crear un banco del tiempo para el intercambio de servicios y conocimientos entre ciudadanos.

Con ayuda de la pizarra Juan fue apuntando las acciones concretas en que iban comprometiéndose. Sabían que el primer paso era transmitir de persona a persona la pasión por este proyecto, para que muchos en el barrio reconocieran su entusiasmo y participaran. Así empezó un camino colectivo que lo cambió todo.

Un año después, el ayuntamiento llego a un acuerdo de cogestión de la antigua fabrica con los vecinos del barrio. El ente público no tuvo más remedio que actuar así, ya que no podía mantenerse al margen del desbordante empuje ciudadano. El banco del tiempo se había convertido en el centro de la vida de muchas personas, ya que gestionaba de forma distribuida muchos recursos alimenticios, educativos, culturales, de salud y de servicios a la comunidad. Y ahora estaban empezando a compartir viviendas vacías.

Juan estaba feliz. Su panadería funcionaba mitad con euros y mitad con intercambios vecinales. Además había aprendido de la vieja profesora muchas cosas de este arte de conocerse a si mismo y de colaborar amorosamente con los demás con algo que ella llamaba Teoría U. Así despertó su vocación de motivar a otros para que tomaran el protagonismo de sus vidas al servicio del mundo.

Teoría U

Crédito de las imágenes: IU de Valladolid (licencia CC-BY) y Presencing Institute – Teoría U de Otto Scharmer (licencia CC-BY-SA)

 

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2 comentarios en “Relato: La reunión vecinal – Teoría U”

  1. Mente atenta y abierta, Corazón “desabrochado”, Confianza en el futuro que emerge.

    Precisamente ayer escuché a un prestigioso orador asegurar que lo único que podemos hacer es adaptarnos al cambio. Si ampliamos la perspectiva de nuestra mirada, si nos elevamos hasta encontrarnos en un sistema interconectado, nuestro margen de acción se multiplica, las posibilidades se hacen infinitas. Adaptarse está bien, muy bien, nos permite sobrevivir, como decía Darwin, pero estamos llamados a vivir y podemos crear el cambio.

    1. Hola de nuevo Ruth! Es un placer tenerte por aquí. Siento por tus palabras que todo esto es bastante intuitivo para los que vamos transitando estas veredas. “Mente atenta y abierta, corazón “desabrochado” y confianza en el futuro que emerge”. Me apetecía volver a escribir tus palabras, y releerlas en voz alta.

      Una hermosa vocación la nuestra, la de abrirnos a la interconexión, reconocerla por todos lados, experimentarla en las carnes y hacer que fecunde en acciones dignas de entre todas las infinitas posibilidades.

      Con mis amigos de un taller de sueños, recitamos con frecuencia la frase “Quitar el sobre a sobrevivir” Un abrazo Ruth y muchas gracias por tu comentario y tu presencia!!

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