Para mi es un auténtico placer disfrutar de una práctica de relajación corporal y mental muchas mañanas. Me dejo guiar por alguno de los audios de relajación de mi querida amiga Lourdes Garrido y dejo que mi cuerpo viva sintiendo. Es un grato espacio de amor a mi mismo, regalándome unos momentos de placer relajado que expando al resto del día.
La verdad es que muchas de mis mejores creaciones escritas han surgido tras estos momentos de placer relajado. Con mi cuerpo suelto y disfrutando. Y mi mente libre y abierta al misterio de cada instante.
La palabra placer puede despertar diferentes interpretaciones en cada persona. Pero lo que aquí quiero señalarte no es a la creencia o ideas que tengamos sobre esto, sino a la experiencia de este placer sereno y nutritivo que nos pertenece a cada uno de nosotros. Tu propia vivencia y la mía de algo tan natural como sentir.
Da un placer inmenso sentir como fluye la respiración de forma natural. Mientras los músculos se sueltan y la vida se hace presente. Y es un placer esencial el dejar que la mente suelten su presa de ideas, obsesiones y deseos frenéticos, para zambullirse en la contemplación serena del gozo de ser.
Placer relajado, tenso y doliente
Con el tiempo voy descubriendo que este placer relajado no es contrario al dolor natural de la vida, ni tampoco es contrario al esfuerzo y la tensión. En realidad, en nuestra vivencia cotidiana, todas estas experiencias pueden convivir y apoyarse. Muchos hemos vivido momentos de dolor desde la calma. Y nos hemos esforzado en lograr algo, con la tensión y fuerza emocional, y a la vez con relajación y serenidad en la mente.
Recuerdo ese día en que una gripe fuerte me mantuvo en la cama, sin poder moverme y con la mente tan fuera de juego que lo único que podía hacer era escuchar música clásica con volumen bajo y descansar. Y la verdad es que ha sido de las experiencias de placer relajado que con más cariño recuerdo.
También recuerdo este curso que di, con mis nervios y tensión ante la audiencia, y donde el placer de estar ofreciendo mis conocimientos florecía desde el propio nerviosismo. Como esta fuerza calmada y muy centrada que emerge en situaciones comprometidas y en momentos en que asumo retos nuevos.
Si, con las experiencias de mi vida, voy aprendiendo que gracias a sentir mi propio dolor, vulnerabilidad, miedo, rabia, y locura, puedo abrirme poco a poco a este placer relajado y sereno que habita en mi interior.
No busques el placer relajado… ¡Vívelo!
Nuestra vida esta llena de búsquedas sucedáneas de este placer esencial. Lo buscamos en las cosas materiales, en el prestigio profesional, en la comida, en los entretenimientos o en el sexo. Y si, todo esto nos puede ayudar a sentir placer, siempre que no se conviertan en un fin en si mismo y un escape compulsivo del placer auténtico.
Aunque me doy cuenta que buscar el placer fuera de mi mismo, es como decirme que dentro no lo poseo. Y esto no es real. El placer esta ya presente en mi piel, mi sentir, mi pensar y mi existir. El placer relajado y sereno aparece de forma natural cuando paro y me dejo sentirlo. Es natural. Es sencillo.
¿Qué gozo verdad? Ahora te toca a ti compartir con nosotros en los comentarios como es tu vivencia de calma y creatividad diaria: ¿Cómo despiertas y te regalas cada día tu propio placer relajado?