Entrar al quirófano sin saber su resultado. Entregarte a las manos de la existencia. Reconocer que quien vive también muere. Amar la vida y amar la muerte… aun con miedo y respeto.
Los años vividos son un presente precioso. Una oportunidad única de ser y amar. Es efímera la vida. Si, muy efímera. No sabemos con claridad el momento de la muerte. Pero en cambio si podemos sentir ahora mismo que estamos vivos… aunque sea con dolor y angustia. Y benditas crisis que nos recuerdan aquí y ahora que estamos siendo.
Poco sé de la muerte. Poco sé de la perdida. Pero quiero abrirme a reconocerlas en mí… también a través de ti. Aprendo de tu dolor, que también es mío. Soy en hermandad de personas autenticas que vivimos y morimos. Soy aprendiz del universo que sé aprende a si mismo… durante un tiempito.
La vida es una operación a vida y muerte. Un instante de entrega entre momentos de vacío. Brillar como un sol y después apagarse. Figura que emerge del fondo, para luego volver a fundirse en él. Ola efímera en un mar infinito.
Así somos, habitantes temporales dentro de un hogar intemporal. Jugando el juego de la vida… y al juego de la muerte. Nacer y morir, como dos instantes de cambio de fase. Como dos momentos que dan sentido a los años que vivimos sobre la tierra.
Amado amigo y maestro. Tu vida es una bendición para mí. Deseo que cuando nos llegue la muerte, este también sea un instante de bendición.