No nos engañemos ¡No! Por dentro de mi y de ti pasan constantemente infinidad de historias mentales. Ideas caóticas y pensamientos de todo tipo. Relatos de nuestra vida y la de los demás. Interpretaciones cambiantes de la realidad. Son como el fluir de un río turbulento que no cesa nunca.
Por más que nos relajemos o meditemos, estas historias mentales se repiten. Tal vez baje el ritmo, pero aquí siguen. Con sus frases de papagayo, sus tópicos rancios, sus justificaciones de porque nuestra vida es así, su queja constante del daño que nos han hecho,…
«Mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer»
«Yo para esto no he valido nunca y así seguiré… nunca cambiare»
«No me merezco tanto… nunca nadie me ha dado nada y seguro que es por interés»
«Soy un fracasado… mis hermanos siempre han destacado y yo no… y ya me lo decían mis profesores: ”tu no vales para nada”»
«Lo pasamos bien anoche, pero sé que esta relación va a salir mal, como todas mis relaciones»
Historias cárcel e historias liberadoras
Da igual la historia mental que nos contemos por dentro. Son infinitas y constantes y las damos el poder de encarcelarnos en vidas miserables y separadas. Es parte de nuestra condición humana. Pero también podemos usarlas como puertas para entrar dentro de nosotros. Escucharnos y reconocernos en toda nuestra diversidad.
Este post es otra historia que me digo a mi mismo. Mi forma de gritar y sacar esto que hoy me atenaza. Mi locura del momento. Aunque en el momento que profundizo en la esencia de la historia, la miro de frente, la siento con todo mi ser… esta me va llevando a otro lugar más genuino.
Por supuesto que no todas las historias son dañinas. En realidad son muy necesarias. El problema es que no escuchamos la historia hasta el fondo. Dejamos que pasen sin permitir que nos digan su auténtico mensaje.
Las historias cárcel pululan a nuestro alrededor, como zombis que no atendemos y nos asustan. En cambio, las historias liberadoras son aquellas que atendemos y escuchamos de verdad, para descubrir que tras el aparente zombi se oculta algo importante que necesitamos para vivir. Nos traen mensajes vitales, emocionales, existenciales,… normalmente muy alejados del mensaje superficial que pareciera de lejos. Aunque para ello debemos penetrar hasta el fondo de la historia, más allá de su relato confuso inicial.
Historias mentales positivas que esconden lo negativo
Cuando no entramos dentro de nosotros a escuchar lo que las historias nos trae, nos pasamos el día alternando entre caóticos pensamientos de todo tipo. De lejos, unos nos parecen positivos y otros negativos. Y nos esforzamos por atraer a los primeros y alejarnos de los segundos. Y así nos contamos relatos donde somos héroes y nos autoconvencemos de que valemos y de que vamos a cambiar. Vivimos en nuestras cabezas y en nuestros sueños todo tipo de aventuras sin fin donde lograremos resolver todas nuestras problemáticas historias.
En realidad tenemos un debate constante en nuestra mente entre voces que quieren salvar, voces que juzgan y voces que se culpan y marginan. La alternancia entre historias positivistas y negativistas nos demuestra la lucha constante en nuestro interior.
Hay días en que parece que las positivas triunfan y nos sentimos en una paz artificial. Pero a poco que pase algo, nos viene la otra cara de la moneda en forma de historias que no nos gustan. Y entre este apegarnos a las historias bonitas y huir de las historias feas, nos pasamos el día… sin de verdad ser conscientes de lo que está pasando dentro de nosotros.
Historias dentro e historias fuera de nosotros
Y ante tanto caos interior, es normal que prefiramos sacar fuera todas las historias mentales. Nos encanta la televisión, las noticias, la política o las historias de nuestros vecinos. Son formas de evadirnos de nuestra historia personal para no sentir tanto dolor y confusión. Tenemos gran capacidad para tomar las historias de los demás, dejándonos contagiar por creencias, ideologías, justificaciones o emociones.
¿Cuánto tiempo pasamos tú y yo consumiendo historias ajenas? Dando vueltas a sucesos que los medios de comunicación airean por todo lo alto. Hay días donde un suceso concreto genera historias colectivas que aparecen por todas partes. Duran unos pocos días y luego sin saber como desaparecen.
Toda historia externa que nos toca, nos enfada o nos asusta, tiene algo que decirnos. Pero no solemos querer que su mensaje interior nos cale. Preferimos gritar, indignarnos, debatir soluciones, justificar posturas o escondernos de los peligros, antes de entrar a dentro y ver que me pasa a mi ante esto.
¿Qué es esto que no quiero atender en mi y que me despierta lo de fuera?
Son MIS historias mentales… ¡ni tocar!
Y en realidad no queremos librarnos de nuestras historias, ya sean externas o internas. En el fondo no queremos perderlas. Estamos tan apegadas a ellas que nos aterra quedarnos desnudos sin cosas que contarnos.
¡Vaciarme de relatos y etiquetas de mi vida y del mundo! ¡No, por Dios! No me quitéis mi identidad separada, mis locuras, mis roles perpetuos, mi aroma de víctima de las circunstancias ¡No! Que no me quiten mi interpretación del mundo. En realidad quiero seguir teniendo mis historias mentales que me dan este ego que me domina y me da estabilidad.
Y por supuesto ¡Qué nadie me las quite! Qué puedo pelear por horas mientras defiendo mis historias mentales.
Tal vez pueda parecer que defendemos una idea, a una persona o algo valioso, pero en realidad solemos defendernos a nosotros mismos como historia personal que nos creemos ser. Defendemos nuestra identidad y nuestro valor como entes separados.
No luches contra ellas. Escucha profundamente el sabor de tus historias mentales
Reconócelo. No puedes eliminar de raíz tus historias mentales. Y menos a través de tu propia lucha mental. Tus pensamientos tienen una función. Están removiendo todo lo que hay en tus profundidades. Son la señal de que hay cosas que atender y amar en ti.
«¿Qué me quieres decir realmente?» «¿Qué hay debajo de esta batallita que me estoy diciendo?» «¿Qué siento de verdad?»
Debajo de mi verborrea continua… sobre un asunto concreto: «él me insultó y yo le dije… y él se fue enfadado… y esto debemos resolverlo…» Debajo de esta historia que me repito una y otra vez sin poder resolver… hay algo más.
Si paro y me siento… posiblemente sentiré mi malestar, mi sentir real, mi dolor, mi tristeza, mi sensación de separación… Simplemente me dejo estar aquí, escuchando el sentir vital, emocional y existencial que la historia me muestra. Saboreando el amargor y la dulzura bajo esta historia.
Dejo de huir de mi historia. La doy la bienvenida. La siento con todo mi corazón. Y permito que todo mi ser acoja el dolor que lleva dentro. Riego mi relato de lagrimas y permito que me sane ¡Qué hermosa es la calidez de recogerme en el sentido profundo de mis historias! Despertar a este espacio de paz y honestidad que siempre estuvo aquí presente. Y unirme a través de mis vivencias a toda la especie humana y a todos los seres. Se requiere de un solo instante para reinterpretar toda una vida.
¿Cómo es tu propio viaje por tus historias mentales? ¿Reconoces como yo tus obsesiones y la imposibilidad de parar la mente? ¿Has experimentado momentos de acogerte profundamente en tu vivencia interior?