Tal vez alguno de vosotros lo habéis conocido en sus años como profesional y gestor del tiempo. Tenía mucha presencia en internet, pero en realidad no era feliz. Ni en realidad tampoco era una persona auténticamente productiva. Según me contó, se había dedicado a esto porque sentía continuamente esta ansiedad de que el tiempo y la vida se le escapaba de las manos.
Ya no es el que era. Sé que muchos de los que lo seguíais aún lo echáis de menos, pero él hombre que fue ya no existe. Bueno, en realidad nunca existió. Aunque sus libros de gestión del tiempo, marca personal y productividad sigan siendo tan vendidos.
Este es un retazo de su historia contada desde mi propia visión particular:
El gestor del tiempo que soltó de su vida la productividad personal
Actualmente vive en silencio. Retirado en la gran ciudad. Cuidando en paz a su esposa enferma y escribiendo poesía.
Nos reencontramos en su casa. Fue un momento entrañable, rememorando otros tiempos… otras vidas… otros ideales. No paraba de reírse mientras me presentaba burlón a su mujer y a su gato dormilón. Me asombró la complicidad que los une en estos momentos aparentemente dramáticos. Me dijeron, y me demostraron claramente, que están amasando despacio cada instante juntos. Saben que es cuestión de pocas semanas, antes de que la muerte los zambulla en temporalidades diferentes.
Su hijo mayor se encarga de sus libros. No lo sigo mucho en redes sociales, pero parece que se adapta bien a los dos mundos por los que ha surcado su padre. Es psicólogo y da cursos de atención plena. Me hubiera gustado conocerlo, pero mi tren salía antes de que él viniera a visitar a sus padres.
En un momento dado le pregunté por como ve ahora todo este movimiento de productividad personal y de gestión del tiempo. Y me miro a los ojos y soltó una sonora carcajada. Me quede un rato confuso hasta que me contagió y acabamos los tres partiéndonos de risa. Hasta el gato ronroneaba a gusto en mis brazos.
Creo sinceramente que esta es la mejor, más honesta y productiva respuesta que me han dado en mi vida.
Me fui de su casa con esta sensación de intemporalidad, de presencia. Caminaba con prisa hacia la estación, sintiendo aún en mi pecho el abrazo de ambos. Pocas veces he sentido dos seres tan vivos. El antiguo gestor del tiempo transformado en dueño de su propio tiempo. Me siento afortunado y agradecido por este regalo efímero compartido.
[Crédito de la imagen: 40+293 Snooze, por Bark. Licencia CC-BY]
Qué bonito e inspirador Nacho. Realmente toca por dentro. Un abrazo y gracias.
Que bien Dori que te toque por dentro. Me alegro mucho. A mi también me ayuda mucho a parar y ver la vida desde un espacio más centrado 🙂
Otro abrazo!